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La sala capitular, recuperada de los escombros entre 1950 y 1960 y reconstruida entre 1992 y 1993, se sitúa en el corredor este del claustro., fue uno de las primeras estancias construidas y se hizo con premura para cubrir la necesidad de contar con un lugar de reunión de la comunidad. Esto hace que sea uno de los edificios mas sencillos de los construidos y que difiera ampliamente de las salas capitulares habituales de los monasterios cistercienses. Tiene planta trapezoidal con 19 m de longitud y 9 y 11 m de anchura. Tenía varias ventanas de saetera en la pared que compartía con la muralla, abriéndose una puerta y dos ventanas en el muro oeste que daba al claustro. Los muros son de mampostería y las ventanas y puerta con arcos de ladrillo. La puerta de la sala capitular se cierra en el siglo XVIII, cuando también se abre la puerta en el muro sur. En el momento e la visita la sala estaba cerrada y no se podía visitar. En el interior se conservan restos de pinturas como una cruz latina, unas rosetas y unas cruces de calatrava y flores de lis, que se supone tendrían alguna función simbólica. En el muro norte se descubrió otra pintura mural con dos jinetes con su montura, situados en el centro y acompañados por otros dos caballeros peor conservados , y que se han datado del siglo XIII. Varios enterramientos se encontraron en el suelo de la estancia (Bibliografía).
El claustro original del siglo XIII fue sustituido en el siglos XV, cuando se crea el trazado actual del patio, con los pilares de ladrillo que se pueden observar en la actualidad. Posteriormente en el siglo XVIII, tras el terremoto de 1755 se vuelve a intervenir en el claustro y se cierra el acceso a la sala capitular desde la panda este. En la galería sur se encontraban el refectorio y la cocina que no se conservan. |
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